Cubiertas para un filtrado del aire contaminado
La cubierta filtrante con módulos Biofiver es una revisión del sistema de cubierta aljibe en la que se han modificado algunos elementos para permitir una mejor implantación de la vegetación, permitir la transitabilidad, disminuir el peso por m2 y, además, funcionar como filtro biológico del aire y del agua.
Aunque puede implantarse en cubiertas inclinadas, su uso es óptimo para cubiertas planas.
Usos del sistema biofiver-cubiertas en la edificación:
Capas del sistema BIOFIVER-CUBIERTAS:
Las siguientes capas se colocan de abajo a arriba:
En función de la vegetación se puede incorporar más sustrato del que dispone el módulo BIOFIVER®.
Funcionamiento como filtro de aire:
Uno de los aspectos más interesantes de este sistema de cubiertas vegetales es la capacidad que posee, gracias a la disposición de las capas, de actuar como filtro del aire urbano.
Para que una superficie actúe como filtro debe tener unas características especiales:
La parte inferior del sustrato dispone de un fieltro que permanece permanentemente húmedo captando diferentes partículas en suspensión y disolviendo compuestos volátiles del aire. Estos pueden ser filtrados por microorganismos (sobre todo bacterias y hongos) o precipitar a la capa húmeda inferior. La superficie expuesta se acerca al 90% de la superficie de la cubierta.
Pero quizá la parte más importante de esta capa es la presencia de millones de microrraíces que atraviesan el fieltro y que a modo de barba forman un gran filtro que aumenta de forma muy importante la superficie de adsorción. Cada raicilla alimenta una rizosfera muy rica en microorganismos capaces de adsorber y metabolizar distintas partículas presentes en el aire contaminado. El crecimiento de estas raíces es limitado por la propia resistencia del fieltro a su desarrollo, lo que hace que su densidad nunca sea un problema para la circulación del aire.
La zona entre el sustrato y el agua permanece hueca formando una cavidad. Dependiendo del nivel del agua esta puede ser mayor o menor, aumentando o disminuyendo la capacidad aérea del sistema. Cuanto más ancha, mayor capacidad de aire para su filtración. Por este motivo se recomienda la sustitución del agua por un fieltro retenedor de agua.
En la respiración humana, se produce la renovación del aire 12 veces por minuto. El sistema no puede realizar esta renovación a esta velocidad porque se debe favorecer la circulación máxima por todas las superficies internas. A velocidades medias, los obstáculos de esta cavidad provoca el movimiento turbulento del aire lo que favorece su biofiltración. Si tenemos como referencia los cinco centímetros (cuando se sustituye la zona húmeda por un fieltro), el volumen de aire de la cavidad debajo de cada m2 son 50 litros, por lo que deberemos extraer 100 litros al minuto (renovación 2 veces x minuto), 6000 litros a la hora, 144 m3 al día. Si una persona respira de media 9 m3 al día, un m2 de biofiver-cubierta filtra el aire de aproximadamente 16 personas. Una cubierta con este sistema de 100 m2 filtraría al día el aire equivalente al que respiran 1600 personas. A bajas velocidades no se provocan aerosoles y por tanto contaminación biológica en el aire extraído.
La zona inferior del sistema tiene que estar perfectamente hidratada ya que su misión es disolver algunos componentes del aire, tamponar los ácidos formados de las reacciones químicas, mantener el ambiente de la cavidad con alta humedad relativa y mantener el sustrato vegetal húmedo para el perfecto desarrollo de las plantas y los microorganismos asociados